Alfa Romeo 155 V6 TI "Nannini" '93
Minichamps - UT Models
Fecha de lanzamiento: (por determinar)
Modelo: Esta
miniatura representa a escala 1/18 el Alfa Romeo 155 V6 de Nannini,
que corria en el DTM del año 1993. Se puede encontrar en los colores
Martini, Jagermeister, RTL y rojo de Alfa Romeo.
Caracteristicas del modelo:
General:
Es un coche que, pese a no tener unos acabados excelentes está muy
logrado. Las tiras azules de Martini son calcas que, si no se va con
cuidado podemos romperlas con la uña. Por eso, yo he optado por barnizar
todas las calcas del coche como hago con todos los que llevan. En
algunos sitios la calcas no acababan de encajar bien y el trocito que
faltaba se lo he pintado con pintura y luego barnizado para que quede
uniforme.
Es una maqueta bastante cotizada para lo que ofrece, aunque es bastante
exclusiva a parte de estar descatalogada desde hace muchos años.
Motor:
No se abre el capot, con lo cual no hay nada que decir. Bueno sí, que estaría bien que se abriese xd.
Interior:
Bastante bien en general. Bien detallado pero se le ve demasiado
plasticoso. Hay que decir que esta maqueta cuando salió a la venta no
era muy cara, supongo que por eso tampoco es para tirar cohetes.
Bajos:
Lo que más destaca son los escapes de gran tamaño que van desde el motor
hasta la parte trasera del coche y tambien los grandes silenciadores
traseros. El resto es bastante simplón, sin muchos detalles.
Maletero:
No puede abrirse.
Cosas que se podrian mejorar:
- Apertura practicable del capot.
- Colocación de calcas.
- Pulir rebabas de los plásticos.
- Bajos.
FICHA TÉCNICA DE LA MAQUETA:
Material: Metal (ZAMAK) y plástico
Dimensiones (largo, ancho, alto): largo: 257 ancho: 98 alto: 96 (con antena) 76 (sin antena) mm
Peso: 722 g
Ruedas direccionables: Sí
Ruedas independientes: Sí
Material de los neumáticos: goma
Suspensión: No
Maletero: No se abre
Puertas: Se abren
Capot: No se abre
Ahora pasemos a hablar del modelo real
Corría el año 1992 cuando Alfa Romeo presentó en el mercado su nuevo modelo dentro del segmento de las berlinas: el Alfa Romeo 155. En mi opinión, supuso
un avance espectacular respecto a su predecesor, el
Alfa Romeo 75;
destacaba sin duda su acertado diseño con un coeficiente aerodinámico
especialmente reducido para la época (Cx 0,29). Por contra, muchos de
los puristas y allegados a la marca se echaron las manos a la cabeza al
presenciar con estupor cómo Alfa Romeo renunciaba a su tradicional
tracción trasera para dar paso a un sistema de
tracción delantera más económico y competitivo desde un punto de vista económico. No obstante, la
tracción integral
iba a estar disponible en la versión 2 litros turbo y 190 cv,
denominada Q4, heredando tanto motor como transmisión del laureado
Lancia Delta HF Integrale. Alfa Romeo no tardaría demasiado tiempo en intentar sacar partido a esta contrastada y exitosa tecnología en la competición…
Por otra parte, a principios de la década de los 90 Alfa Romeo, y más concretamente su departamento de competición,
Alfa Corse, había salido
escaldada de sus últimas incursiones en lo más alto de las competiciones automovilísticas de monoplazas. Hasta el año 1988 suministró motores de
Fórmula 1 a equipos como
Osella (con sede también en Turín) y al propio
equipo Alfa Romeo (luego
Benetton) sin mucho éxito y en 1989 decidieron cruzar el charco para probar suerte en la
IndyCar World Series retomando el cancelado proyecto
Ferrari 637, promovido por el mismísimo Enzo como posible vía de escape de la Fórmula 1 para su Scuderia.
De este modo, Alfa Romeo se embarcó en su aventura americana
suministrando motores V8 turbo de 2650 cc que irían acoplados chasis
March (año 1989 y 1990) y, porteriormente,
Lola (año 1991); el resultado fue más de lo mismo, el sueño americano no se cumplió y regresaron a Italia con las manos vacías.
Era el momento de
cuestionar la estrategia adoptada por Alfa Romeo en esos últimos años y
redirigir el potencial económico de la empresa. Coincidió que para 1993 la FIA pretendía poner patas arriba las competiciones de turismos con la introducción de
dos únicas categorías para los turismos:
Clase 1 y
Clase 2,
diferenciadas claramente por una gran libertad de modificaciones sobre
los coches de serie en la primera de las categorías. Los distintos
campeonatos existentes en Europa debieron adaptar sus reglamentos a una
de estas dos categorías. Todos ellos se decantaron por el reglamento
Clase 2, excepto el DTM. Y a partir de este momento se dio en la
competición alemana una escalada tecnológica y de costes sin igual (sólo
equiparable a la Fórmula 1) a la que Alfa Romeo hizo frente sin dar un
paso atrás y hasta las últimas consecuencias que todos conocemos, el
colapso y desaparición por unos años del campeonato.
Alfa Romeo lo tenía muy claro, su Alfa 155 debía convertirse en la
punta de lanza de la marca compitiendo aquí o allí, en Inglaterra o en
Alemania, en Clase 1 o en Clase 2. Varios campeonatos vieron al 155 en
sus parrillas de salida, el Campeonato Italiano de Turismos, el
Campeonato de España de Turismos, el Campeonato Francés de Turismos, el
Campeonato Británico de Turismos y el DTM. De este modo fueron
apareciendo varios apellidos para este prolífico modelo: TS, GTA y, sin
duda el de más alta alcurnia, V6 TI (V6
Turismo Internazionale). Todos ellos derivados directamente del Q4, excepto este último.
La temporada DTM’93 estaba precedida por un éxito arrollador de los
Mercedes 190 Evo II
en la campaña de 1992. La recién estrenada normativa ya no exigía
homologar 500 coches de calle para competir y las restricciones en el
apartado técnico eran lo más parecido a un folio en blaco con varias
condiciones: se debía conservar el chasis, el motor debía ser
atmosférico de un máximo de seis cilindros cubicando un máximo de 2500cc
y las modificaciones aerodinámicas (excepto el alerón) sólo serían
válidas por debajo de la altura del eje de las ruedas. Así, cuanto más
bajos fuesen los coches, las modificaciones podrían afectar a mayor
proporción de la carrocería; las chispas estarían a la orden del día… La
actitud de las marcas ya establecidas en el DTM (BMW, Mercedes, Opel y
Ford) fue continuista, sus coches no sufrieron gran evolución (cabe
puntualizar que ya de por sí en esta competición los coches estaban muy
evolucionados con el reglamento antiguo). De BMW se esperaba para 1993
una gran mejora en el
M3 Sport Evolution,
ya que en 1992 no fue todo lo competitivo que el campeonato demandaba.
El único digno de mención fue el Mercedes 190, que pasó de su
especificación EVO II a la más extrema Klasse 1 con el fin de estirar el
ya de por sí superdotado 2.5-16V hasta los 380cv. Sería el gran
caballo de batalla para Alfa Romeo en 1993.
Por su parte, Alfa Romeo se metió de verdad en faena con su 155. Su
apuesta giraba en torno a dos componentes claves: motor y trasmisión. En
el apartado del
motor, llevaron el reglamento hasta el extremo
introduciendo un V6 a 60º (de carrera corta, por supuesto) con una
cilindrada de 2498cc que rendía inicialmente una potencia la friolera
de 420cv a 10800rpm y un par motor de 30mkg a 9000rpm. Estaba situado
en posición delantera longitudinal e increíblemente cerca del suelo,
justo por delante del eje delantero, y era en sí una obra de arte. El
bloque era de aleación ligera de aluminio con
camisas húmedas en
Nikasil.
Las culatas eran de cuatro válvulas por cilindro (las de admisión
fabricadas en titanio) y alojaban dos árboles de levas. La lubricación
era por supuesto por cárter seco y el circuito de refrigeración se
diseñó independiente para cada cilindro.
Step 4, así se
denominaba el ordenador Weber-Marelli encargado de la gestión
electrónica. Además, la normativa obligaba a los vehículos a incorporar
catalizadores en sus escapes, por lo que cada línea de escape acababa
con dos catalizadores ultraligeros con los gases actuando como
acelerador del flujo de aire.
En lo referente a la
trasmisión, Alfa sigió los pasos de
antaño de Audi y se decantó por la total permanente evolucionada a
partir de la del 155 Q4, heredada a su vez de Lancia. Ésta contaba con
tres diferenciales autoblocantes y entregaba aproximadamente el 34% en
el eje delantero. La caja de cambios de seis velocidades se situaba
justo detrás del eje delantero para mejorar el reparto de pesos.
El
chasis mantenía el autoportante de la carroecería de serie
pero se le soldó una imporante estructura tubular soldado que soportaba
las suspensiones, el motor y el cambio. Por su parte, la carrocería
recordaba claramente al Alfa Romeo 155 de serie, aunque todos los
paneles eran de fibra de carbono en sustitución de la chapa. Conforme
al liberal reglamento, se ampliaron los pasos de rueda (siempre en
redondo), se colocó un generoso alerón trasero y el trabajo
aerodinámico que se realizó por debajo del eje central de las ruedas era
sencillamente espectacular, sólo hace falta echarle un vistazo al
faldón delantero. Éste disponía de múltiples tomas de aire: admisión de
motor, radiadiores (con salida por los laterales) y refrigeración de
frenos.
Los discos de
freno eran de acero y para el eje delantero
se conformaba con unos discos de 355-380 mm y en el eje posterior, de
278-313 mm. Los discos podían cambiar su diámetro dependiendo de las
exigencias de frenado de los diferentes circuitos. Lo que era común a
todos los circuitos eran las pinzas de 4 pistones en ambos ejes. Las
llantas que equipaban eran de magnesio de 18 y 19 pulgadas con neumáticos Michelin.
Para el pilotaje de este monstruo con tecnología punta, Alfa Romeo recurrió a
pilotos de gran experiencia e italianos:
Alessandro Nannini y
Nicola Larini. Ambos venían directamente de correr en 1992 el
Italian Superturismo Championship con un Alfa Romero 155 GTA, en el que Larini consiguió el título.
Empezó el campeonato de 1993 y rápidamente se supo que el
ganador saldría de un gran mano a mano entre Mercedes y Alfa Romeo. BMW
no consiguió estar a la altura, al igual que Opel y Ford.
Objetivamente, Alfa Romeo partía de una posición ventajosa frente al
veterano Mercedes 190. Y se plasmó en un dominio importante por parte
del equipo Alfa Corse, que consiguió 12 victorias de las 20 posibles.
De este modo,
Alfa Romeo y Larini llegaron y besaron el santo, el campeonato de 1993 de DTM se marchó fuera de Alemania, para Turín; no sin una encarnizada lucha por parte de
Roland Asch y
Bernd Schneider a los mandos de sus respectivos Mercedes 190 Klasse 1.
Para el año 1994, a la vez que BMW se retiraba de la
competición, la orgullosa Mercedes presentaría su nueva herramienta
basada en el recientemente introducido
Clase C
para sustituir a los veteranos Mercedes 190 (aunque todavía algunos
siguieron participando en equipos privados) y vencer a los 155 V6 TI. El
AMG-Mercedes clase C se desarrolló con el único objetivo de vencer a
Alfa Romeo. Y así fue,
Klaus Ludwig volvía a ganar el campeonato con el nuevo Mercedes, acompañado en la segunda posición por el Mercedes de
Jörg van Ommen y hasta la tercera posición no aparecía el primero de los 155 V6 TI, pilotado por Nicola Larini; aunque
Alfa Romero ganó once carreras.
En el año 1995 se incorporaba a la fiesta el Opel Calibra V6,
pero el campeonato volvió a caer de la mano de Mercedes y Bernd
Schneider. Parecía que el 155 V6 TI ya había hecho todo lo que tenía que
hacer, pero
en la segunda parte de este año consiguió sorprendentemente seis victorias consecutivas.
Parecía que en 1996 la escalada tecnológica se intensificaba
(este temporada se caracterizaría por un auge de la electrónica sin
precedentes: suspensión, tracción,…) y en esta temporada el DTM, en un
intento de abertura al exterior, pasó a ser un campeonato internacional
(ITC,
International Touring Car Championship), pero esta
ambición desmoronó el propio campeonato. De los tres fabricantes
ligados por entonces al DTM (Alfa Romeo, Mercedes y Opel), Alfa Romeo y
Opel comunicaron su marcha al final de la presente temporada.
Paradójicamente, esta temporada supuso la
vuelta de Alfa Romeo a los puestos honor al final de la temporada, gracias al buen hacer de Alessandro Nannini.
Hemos de remarcar que
el 155 V6 TI evolucionó considerablemente durante sus años de competición.
La caja de cambios del 155 TI pasó de ser una manual de 6 velocidades a
una semiautomática accionada por manetas en el volante, al estilo de
las usadas en la Fórmula 1, y los discos de freno se sustituyeron por
unos de carbono. El motor fue ganando potencia paulatinamente y acabó
rediseñándose por completo, se convirtió en un V6 a 90º (en vez de 60º)
con distribución neumática que llegó a alcanzar los 490cv a 12000rpm.
La aerodinámica, el faldón delantero, las salidas de escape, la
incorporación de difusor trasero… todo fue rediseñado.
Por último, recordar el
palmarés de este increíble coche.
Consiguió 38 victorias. Las 38 victorias se las repartieron 7 grandes
pilotos: Nicola Larini, Alessandro Nannini, Stefano Modena, Christian
Danner, Michael Bartels, Kris Nissen y Gabriele Tarquini. Si a esto le
sumamos los campeonatos ganados bajo Clase 2 en toda Europa, el
resultado es que el Alfa 155 ha sido uno de los coches más exitosos y
prolíficos de la historia de la competición automovilísitca.
Los Alfa Romeo 155 V6 TI
no están actualmente conservados en museos, sino que aún siguen dando espectáculo en competiciones como las
subidas de montaña.
FICHA TÉCNICA DEL MODELO REAL:
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Hermoso Alfa Romeo, auto que durante varios años peleó (y ganó) la punta en el DTM y en los diferentes campeonatos europeos de turismo.
ResponderEliminarTe hago una pequeña corrección: escribís "Hasta el año 1988 suministró motores de Fórmula 1 a equipos como Osella (con sede también en Turín) y al propio equipo Alfa Romeo (luego Benetton)..."; Alfa se retiró de la F1 en 1985, pero no pasó a ser Benetton. La confusión viene de la mano de que el último sponsor de Alfa fue Benetton; pero en 1986, cuando aparece como equipo, Benetton compra los autos del team inglés Toleman (que corría desde 1981) y no los Alfa Romeo. Alfa a partir de ahí, sólo sigue en la categoría entregando sus motores, como bien tu dices, unos años más a Osella.
Me gustan mucho las fotos que presentas de los modelos.
Abrazos!
Juanh Racing Team
http://juanhracingteam.blogspot.com.ar/
Muchas gracias Juan :)
EliminarUn saludo!